El poder de una cata a ciegas

El poder de una cata a ciegas

El poder de una cata a ciegas

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La cata a ciegas es una buena manera de saborear y disfrutar del vino sin prejuzgar por la marca o la botella. Se trata de realizar una degustación de vinos dejando su gusto a la experiencia sensorial. Una forma fácil de disfrutar de uno de los placeres más antiguas en lo que a gastronomía se refiere.

Este tipo de catas están pensadas para poner a prueba a catadores y vinos, siempre puede aparecer vino que produzca una gran experiencia sensorial pero no cuente con grandes distinciones. Sin duda es una buena manera de que se descubran nuevos caldos sin prejuzgarlos.

A la hora de preparar este tipo de experiencias es importante seguir una serie de pasos. Todos los caldos deben de situarse en la mesa sin identificar las botellas, ya sean tapadas o bien con el vino en un decantador. Esta es la manera de mantener la esencia de este tipo de eventos.

Con todo ello se consigue una total objetividad. En la actualidad este tipo de catas son la base de los concursos de vinos con el fin de que prime la imparcialidad. Sin duda se trata de un método que está teniendo muy buena acogida gracias a que permite el descubrimiento de nuevos vinos.

 

«Una cata a ciegas es una gran forma de disfrutar descubriendo nuevos sabores y pasando un rato agradable en una degustación de vinos muy novedosos»

 

Las fases de una cata a ciegas

Una vez que todo está preparado comienza la cata de vinos en sí misma. El primer paso es la parte visual, en ella se analiza el color del vino. Gracias a ello se puede conocer la edad, cuanto más claro por norma general más joven.

En esta fase se puede descubrir la graduación del mismo, al moverlo en la copa se quedarán gotas en la parte superior. En función de la velocidad a la que vuelven se puede conocer si tiene una graduación más alta o más baja, menor velocidad, mayor graduación.

La segunda fase es la olfativa, la primera toma de contacto se realiza sin agitar el vino para buscar los olores primarios. Una vez identificados se debe agitar para que el oxígeno penetre y salgan a la luz los conocidos como olores secundarios.

Con un poco más de agitación se pueden vislumbrar los olores terciarios, estos son difíciles de identificar si no es por un gran experto en catas.

La última fase es la gustativa, una vez entra en la boca se debe mover de lado a lado en busca de los cuatro sabores básicos; salado, dulce, ácido y amargo, deben estar en perfecta armonía. A continuación interviene el tacto.

Con él se busca la textura en boca, todo lo que sea suave y untoso lo convierte en un buen vino. Por el contrario la rugosidad o astringencia pueden resultar desagradables.

A continuación se bebe para valorar los dos últimos aspectos. Al expulsar aire por la nariz si mantiene los mismos aromas que en boca y el final que deja. Estos son los pasos para realizar un buen analisis sensorial del vino.

Una cata a ciegas es una gran forma de disfrutar descubriendo nuevos sabores y pasando un rato agradable en una degustación de vinos muy novedosos.

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