Rectoral do Umia Tag

Xantar 2018: nuestros vinos estuvieron presentes en el Túnel del Vino.   La semana pasada nuestros vinos: Rectoral do Umia, Sentidiño, Rectoral de Amandi y Gran Alanís estuvieron en el Túnel del Vino de Xantar 2018 Entre los pasados días 31 y 4 de febrero se celebraba la...

¿Eres de los que dejan agua o los que eligen vino para los Reyes Magos de Oriente? Para nosotros la respuesta está clara: siempre vino. Pero, ¿sabrías con qué vinos conquistar a cada uno de los Reyes Magos?

La prestigiosa Cata James Suckling ha puntuado muy favorablemente algunos vinos de Bodegas Gallegas, el grupo bodeguero más importante de Galicia. Nuestro mencía Rectoral de Amandi y nuestros albariños Rectoral do Umia y Abellio, han sido reconocidos con una alta puntuación en la prestigiosa Cata James Suckling....

¡El pulpo! Ese tesoro. Como sabéis, una vez al mes os proponemos una receta fácil para preparar en casa y maridar con uno de nuestros vinos. Esta vez hemos buscado algo especial, sencillo pero sabroso: bocaditos de pulpo. 
Dos de nuestros albariños más internacionales, "Porta da Ría" y "Lembranzas", de nuestra bodega de Rectoral de Umia, han sido premiados en la prestigiosa "Berliner Wein Trophy 2017" con 2 medallas de oro. 
 

José Manuel García

            Como si fuese el abuelo cebolleta, todos los que me conocen saben ya la historia de mi relación con la vendimia. Hasta hace un par de años, realmente sólo había sido una experiencia, y fue a los 8 años. Mi recuerdo de aquéllo, con toda la magnitud que tienen las cosas para todos a esa edad, es maravilloso. Allí, en tierras de Gomariz, donde hoy grandes bodegas de gran nombre, elaboran conocidos vinos. Se juntaba todo el pueblo para unas jornadas de trabajo y fiesta. Sí, porque vendimiar tenía su parte de fiesta; cuando nos parábamos a descansar para comer a la sombra o cuando terminaba la vendimia y celebrábamos una fiesta todos juntos para celebrarlo. Hasta vivir la sensación de pisar las uvas los niños, se guarda como una foto eterna en mi cabeza. Sin olvidar por supuesto, el empacho que sufrí por llevar muchas uvas a mi estómago antes que a las cestas. Nada que un par de sorbos de aguardiente no fuesen capaces de curar…